La Aljafería, actual sede de las Cortes de Aragón, es un castillo urbano excepcional. Construida entre 1065 y 1081 por los reyes de la taifa de Zaragoza, constituye la edificación islámica palaciega más septentrional que se conserva en Europa. Su arquitectura refleja la riqueza cultural y política de la época medieval, con muros fortificados, almenas, patios, arcos mixtilíneos y la emblemática Torre del Trovador. El conjunto forma parte del Patrimonio Mudéjar de Aragón, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Pese a sus características excepcionales, durante décadas su uso como localización cinematográfica fue esporádico. Únicamente José María Forqué rodó allí Ramón y Cajal: historia de una voluntad y Miguel Servet, la sangre y la ceniza (TVE, años 80), mientras que Charlton Heston filmó el episodio "Il Trovatore" de Opera Stories (1991). A pesar de su potencial visual, el edificio permanecía infrautilizado como plató cinematográfico.
En 2017, Vicky Calavia, en colaboración con las Cortes de Aragón, impulsó el ciclo La Aljafería, un lugar de cine (2017-2024), una iniciativa con doble vocación: impulsar el talento audiovisual aragonés e invitar a cineastas emergentes a rodar dentro del palacio, y revalorizar la Aljafería como plató cinematográfico, aprovechando su singular arquitectura y privilegiada localización urbana.
La propuesta consistía en generar una colección de cortometrajes originales, creados con plena libertad creativa, que dialogaran con el edificio y lo pusieran en valor desde nuevas miradas. El resultado fue un patrimonio audiovisual contemporáneo que reforzó la visibilidad cultural del monumento más allá del ámbito institucional o turístico.
Desarrollo de la identidad visual
Aunque destinado inicialmente a un público reducido, el objetivo del ciclo era estratégico: sentar las bases para una presencia sostenida de la Aljafería en el ámbito audiovisual.
El diseño del cartel trasladaba esta filosofía: el edificio no aparecía simplemente representado, sino transformado simbólicamente en cine. Las torres de la Aljafería se convirtieron en carretes de película, desde cuyo interior emergían haces de luz proyectada. Una metáfora directa donde el patrimonio histórico se convierte en pantalla, en historia, en ficción.
La síntesis visual partió de una fotografía real del monumento, sobre la que tracé sus volúmenes arquitectónicos y los reinterpreté como siluetas cilíndricas, evocando los carretes de película clásicos. Se desarrolló así un sistema visual limpio, reconocible y fácilmente reproducible, basado en el lenguaje gráfico del cine tradicional: rayos de luz diagonales, paleta sepia, perforaciones laterales. Un código visual sobrio pero elocuente, que funcionó como identidad gráfica del ciclo durante más de ocho años.
El objetivo no era diseñar un cartel de impacto puntual, sino una imagen estable, reconocible y reutilizable, adaptable a cada edición del ciclo, todo ello con un presupuesto ajustado y en condiciones de producción modestas.
Carteles de las ediciones 2017 a 2024
Carteles de las ediciones 2017 a 2024
Carteles de las ediciones 2017 a 2024
Carteles de las ediciones 2017 a 2024
Resultados e impacto
Durante sus ocho ediciones, el ciclo dio lugar a 28 cortometrajes dirigidos por cineastas aragoneses de perfiles diversos, desde nombres emergentes hasta autores consolidados. Entre ellos, varios han sido posteriormente reconocidos con el máximo galardón del cine español:
El ciclo también incluyó obras de otros creadores destacados como Carlos Navarro (Vuela por mí, nominado al Goya en 2005), Ignacio Estaregui, Germán Roda, Cristina Vilches, Sergio Duce, Javier Estella y Ciro Altabas, entre otros.
El mayor logro: reactivación como plató
Quizás el mayor logro del proyecto fue reactivar el interés real en la Aljafería como espacio de rodaje. Tras el ciclo, el edificio fue elegido como localización por producciones internacionales de gran escala:
El Cid (Amazon Prime Video, 2020-2021)
Vampire Academy (Peacock/Amazon, 2022)
Conclusión
El ciclo La Aljafería, un lugar de cine no solo generó una valiosa colección de cortometrajes, sino que logró reposicionar el palacio como plató cinematográfico de referencia. Las producciones internacionales que posteriormente eligieron la Aljafería como localización son prueba del éxito de esta estrategia de visibilización.
La proyección del ciclo trascendió el ámbito aragonés: en reconocimiento a su valor como iniciativa cultural, la SGAE acogió en su sede de Madrid dos ciclos especiales de “La Aljafería, un lugar de cine”, ampliando así su visibilidad e impacto institucional.
Hoy, la Aljafería trasciende su función como sede parlamentaria para convertirse en un plató vivo para la ficción, el arte y la creación. Su uso cinematográfico rescata su historia milenaria y la proyecta hacia nuevas narrativas visuales. Así, la Aljafería amplía su función: de símbolo histórico a símbolo cultural activo, donde pasado, cultura e industria audiovisual se cruzan para generar nuevas historias desde una arquitectura excepcional.
El ciclo fue presentado en dos ediciones especiales en la sede de la SGAE de Madrid, como muestra del valor cultural del proyecto y de su proyección nacional.
La Aljafería, actual sede de las Cortes de Aragón, es un castillo urbano excepcional. Construida entre 1065 y 1081 por los reyes de la taifa de Zaragoza, constituye la edificación islámica palaciega más septentrional que se conserva en Europa. Su arquitectura refleja la riqueza cultural y política de la época medieval, con muros fortificados, almenas, patios, arcos mixtilíneos y la emblemática Torre del Trovador. El conjunto forma parte del Patrimonio Mudéjar de Aragón, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Pese a sus características excepcionales, durante décadas su uso como localización cinematográfica fue esporádico. Únicamente José María Forqué rodó allí Ramón y Cajal: historia de una voluntad y Miguel Servet, la sangre y la ceniza (TVE, años 80), mientras que Charlton Heston filmó el episodio "Il Trovatore" de Opera Stories (1991). A pesar de su potencial visual, el edificio permanecía infrautilizado como plató cinematográfico.
En 2017, Vicky Calavia, en colaboración con las Cortes de Aragón, impulsó el ciclo La Aljafería, un lugar de cine (2017-2024), una iniciativa con doble vocación: impulsar el talento audiovisual aragonés e invitar a cineastas emergentes a rodar dentro del palacio, y revalorizar la Aljafería como plató cinematográfico, aprovechando su singular arquitectura y privilegiada localización urbana.
La propuesta consistía en generar una colección de cortometrajes originales, creados con plena libertad creativa, que dialogaran con el edificio y lo pusieran en valor desde nuevas miradas. El resultado fue un patrimonio audiovisual contemporáneo que reforzó la visibilidad cultural del monumento más allá del ámbito institucional o turístico.
Desarrollo de la identidad visual
Aunque destinado inicialmente a un público reducido, el objetivo del ciclo era estratégico: sentar las bases para una presencia sostenida de la Aljafería en el ámbito audiovisual.
El diseño del cartel trasladaba esta filosofía: el edificio no aparecía simplemente representado, sino transformado simbólicamente en cine. Las torres de la Aljafería se convirtieron en carretes de película, desde cuyo interior emergían haces de luz proyectada. Una metáfora directa donde el patrimonio histórico se convierte en pantalla, en historia, en ficción.
La síntesis visual partió de una fotografía real del monumento, sobre la que tracé sus volúmenes arquitectónicos y los reinterpreté como siluetas cilíndricas, evocando los carretes de película clásicos. Se desarrolló así un sistema visual limpio, reconocible y fácilmente reproducible, basado en el lenguaje gráfico del cine tradicional: rayos de luz diagonales, paleta sepia, perforaciones laterales. Un código visual sobrio pero elocuente, que funcionó como identidad gráfica del ciclo durante más de ocho años.
El objetivo no era diseñar un cartel de impacto puntual, sino una imagen estable, reconocible y reutilizable, adaptable a cada edición del ciclo, todo ello con un presupuesto ajustado y en condiciones de producción modestas.
Carteles de las ediciones 2017 a 2024
Carteles de las ediciones 2017 a 2024
Carteles de las ediciones 2017 a 2024
Carteles de las ediciones 2017 a 2024
Resultados e impacto
Durante sus ocho ediciones, el ciclo dio lugar a 28 cortometrajes dirigidos por cineastas aragoneses de perfiles diversos, desde nombres emergentes hasta autores consolidados. Entre ellos, varios han sido posteriormente reconocidos con el máximo galardón del cine español:
El ciclo también incluyó obras de otros creadores destacados como Carlos Navarro (Vuela por mí, nominado al Goya en 2005), Ignacio Estaregui, Germán Roda, Cristina Vilches, Sergio Duce, Javier Estella y Ciro Altabas, entre otros.
El mayor logro: reactivación como plató
Quizás el mayor logro del proyecto fue reactivar el interés real en la Aljafería como espacio de rodaje. Tras el ciclo, el edificio fue elegido como localización por producciones internacionales de gran escala:
El Cid (Amazon Prime Video, 2020-2021)
Vampire Academy (Peacock/Amazon, 2022)
Conclusión
El ciclo La Aljafería, un lugar de cine no solo generó una valiosa colección de cortometrajes, sino que logró reposicionar el palacio como plató cinematográfico de referencia. Las producciones internacionales que posteriormente eligieron la Aljafería como localización son prueba del éxito de esta estrategia de visibilización.
La proyección del ciclo trascendió el ámbito aragonés: en reconocimiento a su valor como iniciativa cultural, la SGAE acogió en su sede de Madrid dos ciclos especiales de “La Aljafería, un lugar de cine”, ampliando así su visibilidad e impacto institucional.
Hoy, la Aljafería trasciende su función como sede parlamentaria para convertirse en un plató vivo para la ficción, el arte y la creación. Su uso cinematográfico rescata su historia milenaria y la proyecta hacia nuevas narrativas visuales. Así, la Aljafería amplía su función: de símbolo histórico a símbolo cultural activo, donde pasado, cultura e industria audiovisual se cruzan para generar nuevas historias desde una arquitectura excepcional.
El ciclo fue presentado en dos ediciones especiales en la sede de la SGAE de Madrid, como muestra del valor cultural del proyecto y de su proyección nacional.
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