El problema a solucionar. Cartel para el documental Zaragoza, la ciudad de las mujeres
Diseñar el cartel para el documental Zaragoza, la ciudad de las mujeres, dirigido por Vicky Calavia. Un homenaje visual a doce creadoras que, desde diferentes disciplinas artísticas y culturales, han contribuido a construir una Zaragoza más rica, más plural y más sensible. Mujeres que han gestionado, impulsado y cuidado espacios de cultura y pensamiento, pero que a menudo han permanecido en un segundo plano, sin el reconocimiento que su trabajo merece.
El reto era dar forma gráfica a esta idea: representar la ciudad de Zaragoza a través de las mujeres que la habitan y la transforman. Un punto de vista diferente, donde la ciudad no es solo un escenario, sino el resultado vivo del trabajo colectivo, muchas veces invisible, hecho desde el compromiso, el cuidado y el amor.
El cartel parte de una forma sencilla pero potente: una figura blanca que traza la silueta del término municipal de Zaragoza. Desde uno de sus laterales emerge, casi sin romper la continuidad, la silueta de un rostro femenino anónimo. Ciudad y mujer se funden así en una sola figura. En esa dualidad se sostiene el concepto: Zaragoza no solo contiene a estas mujeres, sino que está hecha también por ellas.
Un pequeño corazón rojo, colocado donde estaría la boca, actúa como símbolo central. Es voz, es gesto, es mirada. Representa la manera de estar en el mundo de las protagonistas del documental: con atención, con implicación, con sensibilidad. Ese corazón condensa una ética del trabajo basada en el cuidado, que impregna todo lo que hacen.
Visualmente, el cartel se resuelve con una estética sobria y directa: fondo oscuro, figura clara, contraste rotundo y una paleta mínima en la que el rojo actúa como único acento emocional. Esta contención gráfica permite que los distintos niveles de lectura emerjan sin distracciones, de forma clara y simbólica.
Qué ha aportado esta solución
El cartel funcionó de forma excelente, precisamente por no mostrar rostros concretos, sino una figura arquetípica y simbólica. Fue rápidamente adoptado como imagen por muchas mujeres, y se convirtió en una pieza representativa del propio proyecto, más allá de lo cinematográfico.
Se imprimieron carteles bajo demanda, se produjeron tote bags con el diseño, y se organizó una exposición en la Casa de la Mujer de Zaragoza en la que se mostraba todo el proceso desarrollado durante el rodaje del documental.
El cartel se convirtió en una síntesis visual del espíritu del documental: una afirmación clara y rotunda de que estas mujeres están aquí, han estado siempre, y merecen ser escuchadas.
El problema a solucionar. Cartel para el documental Zaragoza, la ciudad de las mujeres
Diseñar el cartel para el documental Zaragoza, la ciudad de las mujeres, dirigido por Vicky Calavia. Un homenaje visual a doce creadoras que, desde diferentes disciplinas artísticas y culturales, han contribuido a construir una Zaragoza más rica, más plural y más sensible. Mujeres que han gestionado, impulsado y cuidado espacios de cultura y pensamiento, pero que a menudo han permanecido en un segundo plano, sin el reconocimiento que su trabajo merece.
El reto era dar forma gráfica a esta idea: representar la ciudad de Zaragoza a través de las mujeres que la habitan y la transforman. Un punto de vista diferente, donde la ciudad no es solo un escenario, sino el resultado vivo del trabajo colectivo, muchas veces invisible, hecho desde el compromiso, el cuidado y el amor.
El cartel parte de una forma sencilla pero potente: una figura blanca que traza la silueta del término municipal de Zaragoza. Desde uno de sus laterales emerge, casi sin romper la continuidad, la silueta de un rostro femenino anónimo. Ciudad y mujer se funden así en una sola figura. En esa dualidad se sostiene el concepto: Zaragoza no solo contiene a estas mujeres, sino que está hecha también por ellas.
Un pequeño corazón rojo, colocado donde estaría la boca, actúa como símbolo central. Es voz, es gesto, es mirada. Representa la manera de estar en el mundo de las protagonistas del documental: con atención, con implicación, con sensibilidad. Ese corazón condensa una ética del trabajo basada en el cuidado, que impregna todo lo que hacen.
Visualmente, el cartel se resuelve con una estética sobria y directa: fondo oscuro, figura clara, contraste rotundo y una paleta mínima en la que el rojo actúa como único acento emocional. Esta contención gráfica permite que los distintos niveles de lectura emerjan sin distracciones, de forma clara y simbólica.
Qué ha aportado esta solución
El cartel funcionó de forma excelente, precisamente por no mostrar rostros concretos, sino una figura arquetípica y simbólica. Fue rápidamente adoptado como imagen por muchas mujeres, y se convirtió en una pieza representativa del propio proyecto, más allá de lo cinematográfico.
Se imprimieron carteles bajo demanda, se produjeron tote bags con el diseño, y se organizó una exposición en la Casa de la Mujer de Zaragoza en la que se mostraba todo el proceso desarrollado durante el rodaje del documental.
El cartel se convirtió en una síntesis visual del espíritu del documental: una afirmación clara y rotunda de que estas mujeres están aquí, han estado siempre, y merecen ser escuchadas.
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